Los que alguna vez hemos querido emprender algo y no lo hemos hecho ha sido porque nos hemos topado con alguna situación (física o imaginaria) que nos ha impedido conseguir ese éxito.
Como todos sabemos, el emprender algo no es una tarea fácil ni mucho menos breve y la verdad es que la mayoría de las veces buscamos razones que nos ayudan a justificar la falta de éxito.
A continuación he listado los que a mi parecer son los 5 principales falsos demonios por los que una persona no emprende.
1. Miedo.
Este es el primer y más conocido falso demonio, porque es el que a todos nos ha asaltado en algún momento de nuestra vida: El miedo a fallar, el miedo a quedar peor que cuando comenzamos, el miedo a perder algo, el miedo a no conseguir lo que queremos o incluso el miedo por el miedo mismo, al desconocer lo que vendrá.
Cuando los humanos vivíamos en las cavernas, el miedo nos servía para conservar la vida al temer a los animales peligrosos y evitar lugares desconocidos.
En la actualidad, debemos intentar racionalizar nuestro miedo. Si bien es cierto que cualquier actividad nueva nos puede dejar algo desconcertados, también es cierto que hay que aceptar el miedo como una reacción natural a lo desconocido y seguir adelante. Seguir adelante con tu proyecto hará que el miedo desaparezca y su lugar sea ocupado primero, por una necesidad de enfocarte en solucionar problemas y después… bueno, después vendrá el sentimiento de victoria.
2. Motivación.
El segundo falso demonio, es uno muy poderoso, pero que en realidad se encuentra sólo en nuestra cabeza: La motivación. Todo proyecto, además de una idea inicial, también requiere de combustible para continuar. Ése eres tú. Esa es tu motivación.
Mientras tú estés motivado, no dejarás de trabajar por tu proyecto. Mientras tú estés motivado, los fines de semana se convertirán en días de trabajo, las noches de fiesta en desarrollo del plan de marketing, los días de descanso en llamadas a tus clientes, etcétera.
Todos tenemos ideas, muchas ideas, grandiosas ideas. Con lo que no todos contamos es con el compromiso y la motivación de llevarlas a sus últimas consecuencias, porque esto requiere estar comprometido y continuar motivado. Aquí es donde se separan unos de otros. Aquí es donde comienza el filtro entre la gente común y la gente genial. ¿Qué tan comprometido estás con tus ideas? ¿Qué tan lejos quieres llegar?
3. Tiempo.
El tercer falso demonio es muy subestimado, sin embargo, si no logras vencerlo, difícilmente podrás concretar algo que valga la pena.
Todo proyecto comienza con algo pequeño. Toda idea es como una semilla que irás regando con el agua de tu motivación. Sin embargo, el esfuerzo que inviertas en tu idea normalmente verá sus recompensas pasado un tiempo. Las cosas que valen la pena requieren tiempo. Lo repito: las cosas que valen la pena requieren tiempo. No esperes tener éxito en la primera semana, en el primer mes ni en el primer año de tu proyecto.
Además de estar motivado y comprometido, deberás de estar armado con paciencia y confianza. Si has trabajado fuerte, constante y durante el tiempo adecuado, los resultados llegarán a ti. Primero serán pocos y dispersos, pero luego serán muchos y continuos. No te separes de tu camino y vence al tiempo con paciencia. Recuerda: Incluso una gota de agua puede perforar una roca dándole el tiempo necesario.
4. Financiamiento.
El cuarto demonio es uno de apariencia muy fuerte. ¿Cuántas veces hemos escuchado que tal o cual proyecto no se realizó por falta de financiamiento? Pues bien, en la mayoría de los casos es mentira. Te explico por qué.
Si bien es cierto que el dinero es algo fundamental en el crecimiento de un proyecto, NO lo es en el nacimiento del mismo. Cualquier idea comienza en pequeño. Si buscas en la historia de las grandes compañías como Google, Microsoft, Facebook, etcétera, verás que comenzaron en la cochera de sus fundadores con nada o muy poco dinero.
Una vez que estas compañías comenzaron a crecer, a generar usuarios y a demostrar que realmente generaban dinero, hasta entonces los inversionistas se acercaron a ellas para financiarlas.
Hasta que tu idea haya demostrado en el campo de batalla que puede crear ingresos, no esperes que alguien invierta en ella. Claro, siempre puedes acudir a una incubadora, pero ¿adivina qué? Las incubadoras COBRAN dinero.
Tú debes ser el primero en invertir en tu proyecto, con tiempo, esfuerzo, motivación, sangre, sudor y lágrimas. Además, en la actualidad es mucho más fácil dar con tecnologías gratuitas que te facilitarán el proceso como almacenamientos gratis, correos electrónicos gratuitos, servicios de host gratis y software libre. También, muchos de los servicios en línea ofrecen un plan gratuito para que los pruebes y si te sirven entonces contrates uno de paga.
5. Flexibilidad.
El quinto y último demonio es uno de los que casi nadie habla. La flexibilidad. En un mundo tan cambiante y tan dinámico como en el que nos tocó vivir, siempre hay que estar abiertos al cambio. ¿Por qué crees que Blockbuster quebró? No supo adecuarse a los cambios que venían en el mundo del entretenimiento.
La entrada al mercado de Netflix y otros sirvió para sacar del negocio a Blockbuster. Para innovar y para ofrecer un valor diferente a lo ya existente hay que ser FLEXIBLES. Es la principal ventaja de las startups y la principal desventaja de las compañías grandes. Una startup sabe cómo ser flexible y ágil. Una compañía grande es lenta, rígida y poco le interesa experimentar.
Para quienes queremos emprender un proyecto, debemos aceptar que tal vez nuestra idea no será bien recibida por el cliente en el primer intento. Entonces tenemos que analizar lo que no está funcionando y moldear nuestro producto para responder a las verdaderas necesidades del mercado. A esto se le llama “pivotear”. Esto es ser flexible. Es saber aceptar nuestros errores, modificar nuestra idea (una cosa a la vez) e intentar de nuevo. Siempre con una metodología para estar al tanto de qué cosas funcionan y qué cosas no están funcionando. Si estás interesado en dicha metodología, se llama “Lean Startup” y la puedes encontrar aquí.
Confucio dijo: La caña verde que se dobla en el viento es más fuerte que el roble poderoso que se rompe en una tormenta.