Voy a platicarte una historia muy personal. Hace algunos años, terminando la carrera universitaria, decidí que la mejor opción para mí era estudiar una maestría. Mi razonamiento iba en el sentido de que, con una maestría, podría obtener un mejor puesto y por consecuencia, un mejor sueldo. Así que decidí poner todos mis recursos en poder estudiar una maestría. Ese era el objetivo entonces: Entrar a trabajar a una universidad, ya que me regalarían la maestría que yo tanto buscaba. Y puse todos mis recursos mentales en alcanzar ese objetivo. Tramité todo los papeles que había que tramitar. En fin, hice lo posible y  logré mi objetivo. Un año después, estaba estudiando un MBA en una universidad reconocida a nivel nacional. ¡Genial! ¿Cierto?

¿Qué pasó después? Bueno, pues quedaba claro que con una maestría a mis espaldas, era más que obvio que me empezarían a llover puestos directivos en las mejores empresas de México. ¿O no? No. No pasó nada. No llegó a mi e-mail esa petición de algún head hunter de Femsa, de Bancomer, de Bimbo, de Telmex. Vaya, ni siquiera una llamadita del Oxxo de la esquina. ¿Qué pasa? -me pregunté-. Tal vez los de la bolsa de empleo de la uni no estén haciendo bien su trabajo -me respondí-. Así que me decidí a arreglar el CV y empezar a pasearlo entre las diferentes bolsas de empleo. ¿Qué pasó? Nada. Así es. Nada.

Lo que quiero darte a entender con esta pequeña historia es que, en la vida real, desgraciadamente las cosas no caen del cielo. Así de sencillo. Es muy común que nuestro razonamiento sea muy similar a esto: Al que estudia más, le irá mejor en su trabajo. El que saca de 9 para arriba, será el más exitoso. El que tiene posgrado, será jefe. ¡Mal! En la vida real, la que ocurre afuera de las universidades, no es así. Simple. Nadie te va a venir a pedir que trabajes con él, sólo por que entregaste todos los proyectos en tus materias. O nadie te va a colocar en una posición directiva sólo porque fuiste capaz de terminar un postrado. Nadie. Es muy difícil que alguien te ofrezca una oportunidad de oro, sólo por el hecho de que dices que eres muy bueno. Demuéstralo.

Hagamos este pequeño ejercicio mental. Pensemos en una banda de música. Una banda que está comenzando su carrera musical. Esta banda aún no se ha presentado en escenarios grandes y no tiene ningún disco grabado. Imaginemos que se acercan a una gran disquera y le piden un contrato millonario para grabar su próximo disco. ¿Qué crees que suceda? Lo más probable es que les dirán: ¿Quiénes son ustedes para venir a pedirnos eso? Ahora imagínate que la misma banda ya lleva algunos años tocando. Ya cuentan con una base de fans establecida. Ya tienen uno que otro disco demo por ahí. Ya son conocidos en su círculo musical. ¿Crees que la opinión de la gran disquera pudiera cambiar? Tal vez.

De la misma manera que la banda que apenas comienza, nosotros no podemos esperar a pedir permiso para comenzar a generar nuestros propios resultados. No podemos creer que por el hecho de tener un buen promedio, las cosas nos caerán del cielo. O que por el hecho de tener una maestría, ya serás “jefe”. Así no funciona esto. Empieza haciendo cosas, muchas cosas. Destaca a través de los hechos. Organiza eventos. Asiste a eventos. Conoce gente. Comparte lo que sabes. Comienza proyectos y dales seguimiento. Aprende diferentes disciplinas. Lee. Escribe. Haz cosas que te gusten y vuélvete bueno en ellas.

De esa manera, sucederán dos cosas. La primera es que si tu interés es entrar a trabajar en algún lado, ya contarás con MUCHA experiencia en TU campo. Llegarás ya con todas las credenciales para acceder a mejores puestos. Y la segunda cosa que sucederá, es que comenzarás a destacar en las cosas que a TI te gustan. Y a partir de ahí, podrás encontrar opciones propias que vayan de acuerdo con TUS intereses. De lo contrario, acabarás aceptando casi cualquier cosa que se te atraviese. Y eso, estimado lector, ya sabemos cómo termina: Gente que odia su trabajo.

Así que mi consejo es este: HAZ COSAS. Siempre haz cosas. Evita la inactividad. Aprende todo el tiempo. Experimenta. Contrasta visiones. Practica y entrena. Comparte todo lo aprendido. Sólo así crearás tus propias opciones en lugar de esperar a que te caigan de la nada.