Existe una idea generalizada en el mundo de los emprendedores de que lo primero que debes buscar, incluso antes de comenzar tu negocio es el de buscar una incubadora o un inversionista. Que lo más importante es tener un capital inicial que te permita arrancar operaciones. Nada más alejado de la realidad.
En ocasiones anteriores ya hablé de cómo el financiamiento es un falso demonio para iniciar tu negocio. Ciertamente hay excepciones y a menos que quieras iniciar un negocio que requiera GRANDES inversiones iniciales en maquinaria (aun así primero hay que justificar dicha inversión), debes evitar intentar entrar en una incubadora o conseguir de entrada un inversionista. ¿Por qué?
Si tienes la intención de iniciar una startup o negocio y tienes una idea genial que quieres echar a andar, tu primer deber es justificar la existencia de tu producto o servicio. Es decir, debes probar que tu producto o servicio se necesita en el mundo real. ¿Cómo hacer esto? Continúa leyendo.
Saca al mercado tu Producto Mínimamente Viable
La aproximación más exitosa es la que nos explica Eric Ries en su libro Lean Startup, donde nos dice que básicamente debemos buscar la manera más ágil y económica de sacar el producto al mercado. La mayoría de las veces buscamos que nuestra primera versión del producto sea lo más completa posible, pero al hacer esto estamos gastando muchos recursos, en tiempo, esfuerzo y dinero de los fundadores, y al ser un producto nuevo, aún no estamos seguros si realmente se venderá.
El método Lean de Eric Ries nos propone el concepto de MVP o Producto Mínimamente Viable por sus siglas en inglés. Un MVP debería contener la funcionalidad básica para que pueda ser utilizado y cumpla con las expectativas de tu cliente.
Por ejemplo, si tu producto es una app que calcula impuestos, entonces deberás construir tu MVP con lo mínimo necesario para calcular los impuestos y nada más. Por lo tanto, deberás elegir solo una plataforma inicialmente, en lugar de querer publicar tu app en todas. Tal vez deberías dejar fuera el enviar tu resumen de impuestos por email. También deberías evitar desarrollar una cuenta que se ligue con tus redes sociales y mejor hacer una creación de cuenta lo más sencilla posible. La idea es que la primera versión de tu producto o servicio sea un MVP. En la siguiente imagen podrás ver el concepto básico de un MVP.
En la imagen puedes ver que no se trata de armar tu producto característica por característica, sino que desde la primera versión tu producto pueda resolver el problema para el cual fue creado. Una vez que puedas hacer eso, en las siguientes versiones podrás ir completando o haciendo más sofisticado tu producto.
¿Por qué es importante sacar cuanto antes tu producto? Principalmente por dos razones. La primera, para mostrar lo más rápido posible tu producto a tus clientes, de manera que te den retroalimentación acerca de las cosas que salieron bien y de las que requieren más trabajo y todo esto para saber si realmente los clientes pagarán lo que pides por tu producto o servicio. Y la segunda razón es para minimizar el desperdicio de recursos, que para un emprendedor serán muy escasos (tiempo, dinero, etc.). Finalmente, si tu MVP no soluciona el problema como se esperaba, no habrás desperdiciado recursos y podrás comenzar a desarrollar la siguiente solución lo más rápido posible.
Di no a los inversionistas al comienzo de tu proyecto
Y bien, ¿y todo esto qué tiene que ver con no pedir dinero al inicio de tu proyecto? Hagamos un pequeño ejercicio de imaginación y pongámonos por un minuto en la cabeza de un inversionista. Imagina que cuentas con capital para invertir y se te acerca un(a) emprendedor(a) para solicitar una inversión inicial para su idea de negocio, con ninguna experiencia y nada más que la corazonada de que su idea funcionará. ¿Le darías el dinero? ¿Qué garantías tienes de que su proyecto funcionará? ¿En qué tiempo recuperarás tu inversión? Estas son algunas preguntas que tu posible inversionista se hará y que deberás saber responder.
“Bueno, entonces buscaré una incubadora” me podrás decir. Aún peor. Permíteme explicarte. Las incubadoras son negocios y como tal, buscan generar ingresos, solo que a diferencia de un inversionista, a la incubadora casi no le importará si tu negocio se mantiene a flote o no. La mayor parte de las incubadoras te ofrecerán cursos de capacitación, te enseñarán a hacer un plan de negocios y te ayudarán a bajar algún fondo de inversión, para finalmente, quedarse con una parte de este fondo de inversión o cobrarte una cuota por la capacitación prestada. Sin embargo, pocas buscarán que tu producto cumpla realmente las expectativas de tus clientes o que soluciones un problema real. No estoy diciendo que sean completamente malas, sino que no deberían ser tu primera opción al intentar crear un negocio.
Enfrenta a tus clientes
¿Qué hacer entonces? Mi consejo es el siguiente: Permite que tus futuros clientes sean tus maestros. ¿Cómo? Mostrándoles tu producto lo más rápido posible y con el menor gasto posible. Si tu producto o servicio realmente soluciona un problema, lo comprarán sin dudar. En cambio, si a tu producto o servicio le hace falta algo o le sobra algo, ellos te lo dirán. Pregúntales mucho. Escúchalos todo el tiempo. Levanta encuestas. Observa sus reacciones. Haz lo necesario para obtener retroalimentación de las primeras versiones de tu producto o servicio y luego, aplica lo más rápido posible los cambios requeridos.
“Pero yo estoy muy seguro de que mi producto funcionará así”, podrás decir. No, no lo estás. Lo sabrás hasta que se lo des a tus clientes. No tengas miedo de cambiar y mutar tu producto las veces que sea necesario, ya que solo de esa manera podrás acercarte a resolver el problema de tus clientes. Alguien sabio una vez me dijo: “No te enamores de la solución, enamórate del problema”. Ya que solo poniendo tus ojos en el problema, podrás desarrollar una solución que se adapte a las necesidades de tus clientes.
¿Qué pasará una vez que les soluciones el problema a tus clientes? Lo primero que pasará es que tus clientes comenzarán a utilizar tu producto o servicio. Lo siguiente es que comenzarás a obtener ingresos por tu producto o servicio. Una vez que tengas tus primeras ventas, podrás estimar los recursos que necesitarás para producir en masa tu producto, completarlo u optimizarlo. Y cuando llegues a este punto, entonces sí podrás comenzar a buscar un inversionista o a una aceleradora (diferente a una incubadora) para que te ayuden en el proceso de crecimiento y consolidación. Pero a diferencia de la etapa anterior podrás sin ningún problema decir cuánto estás vendiendo, qué problema estás resolviendo, quién es tu cliente, cuánto requieres de inversión y en qué tiempo estimado podrás regresar esa inversión. Incluso, si tus ventas van bien y tienes claro el camino a seguir, no necesitarás de un inversionista.
Si tienes una idea de negocio, por favor no pierdas tiempo buscando un inversionista. Mejor aprovecha tu tiempo en sacar a la venta tu producto de la manera más rápida que sea posible. Y a partir de ahí, si tus clientes aceptan tu solución, entonces podrás -con toda la facilidad del mundo-, encontrar el inversionista ideal para tu negocio. Pero esa, es otra historia.